Hay amigas, que ni siquiera recuerdas desde cuando las conoces.
Están ahí, desde siempre.
Aunque haga años que no hablas con ellas.
Y, de repente, un día, vuestros caminos se vuelven a cruzar.
Y es como, si esos años de distanciamiento, no hubieran existido jamás.
No hace falta hablar por teléfono a diario. Ni semanalmente. Ni mensualmente.
Simplemente, una tarde, os llamáis, y es como si ayer mismo hubierais estado juntas.
Piensas en ellas y sonríes. Sabes que ellas sonríen cuando hablan de ti.
Sabes sus secretos aunque no te los cuenten, y ellas saben los tuyos.
Y te das cuenta que esa es la verdadera amistad.
Y ya, si llegan a tu casa y te traen esto...
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